La escalada es un deporte lleno de desafíos, tanto físicos como mentales. En si misma es tan difícil, competitiva y peligrosa como uno quiera que sea. Si bien hay distintos tipos de escalada, en general es un deporte que exige un alto nivel de responsabilidad y madurez por parte de las personas que lo practican, debido a que los riesgos involucrados son muy reales.
Es un deporte que implica grandes recompensas; representa
una verdadera aventura, provee una gran sensación de libertad, y al mismo tiempo no tiene jueces ni reglas.
Dentro de ciertos límites éticos, uno puedo practicarlo como más le guste.
Al contrario de lo que mucha gente piensa, la mayor parte de la emoción de la escalada no pasa por estar en una situación peligrosa, sino por estar en una situación extraordinaria, controlando los riesgos mediante técnicas simples y trabajo en equipo. La escalada es sumamente adictiva. Parte de este poder de atracción se encuentra en la satisfacción que viene después de escalar, lo cual se define como un "placer retro spectivo".
En realidad, la escalada es mucho más que una actividad o un deporte. Es más bien una cultura de personas que necesitan más de la vida que las personas promedio. Lo que nos enseña la escalada es que para que uno se sienta realmente vivo, debe correr riesgos de vez en cuando, dejar de ser un televidente pasivo para pasar a ser un aventurero activo.
Aunque a primera vista pueda parecer un deporte sólo para especialistas, la escalada es un deporte accesible para cualquier persona, independientemente de su edad o nivel físico. En realidad, escalar es un ejercicio que todos sabemos hacer por naturaleza y basta con practicar para aprender a hacerlo correctamente.
Con la escalada, ya sea en rocódromo (escalada indoor) o en plena naturaleza, nuestra salud se beneficia de muchas formas. Al escalar se ejercitan casi todos los grupos musculares. Aunque gran parte de la fuerza se centra en brazos y piernas, que soportan la carga del cuerpo durante el ejercicio, el torso también juega un papel muy importante; hombros, abdomen y espalda son fundamentales.
Entrenando 2 veces por semana se tonifican y fortalecen los músculos de casi todo el cuerpo, que adquieren una mayor resistencia. También se desarrolla la flexibilidad, se mejora la coordinación y el equilibrio, consiguiendo un mayor control del sistema motriz. Además, se pueden llegar a quemar alrededor de 800 calorías en una hora.
Pero la escalada no sólo aporta beneficios a nivel físico. El control mental es muy importante y la concentración es fundamental. Escalar supone un reto personal, autosuperación, la consecución de unos objetivos propios. Psicológicamente, proporciona confianza y seguridad en uno mismo, mejora la autoestima al ritmo en el que se alcanzan los límites propuestos por cada escalador. Además, mejora la atención y la capacidad de tomar decisiones.
Por otro lado, es una buena forma de eliminar el estrés. Durante toda la sesión el cerebro no pensará en otra cosa más que en avanzar, concentrándose en encontrar el próximo punto de agarre y eludiendo los problemas habituales.
A nivel social, la escalada es una fantástica forma de conocer gente y hacer amigos. El compañerismo es fundamental, ya que no es un deporte individual, debe practicarse siempre en compañía para evitar accidentes, sobre todo en la escalada al aire libre. En este caso la seguridad del escalador depende en gran medida de su compañero, lo que implica una confianza total entre ambos.
No obstante, la escalada debe practicarse con moderación. El exceso de entrenamiento puede provocar contracturas y otros problemas en tendones, músculos y ligamentos, debido a la tensión que se genera en ellos. Por eso es muy importante descansar entre sesiones y ser muy rigurosos con los estiramientos practicándolos antes y después de trepar.